La edición número 005 de la Revista Oremos, presenta temas relevantes de la carta apostólica “Desiderio desideravi” sobre la formación litúrgica del Pueblo de Dios, publicada por el Papa Francisco en la celebración de la Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo.
De esta manera nos invita a entender que “Jesús, ardientemente, ha deseado celebrar la Pascua con sus discípulos” y ha deseado perpetuar esta acción en la Eucaristía.
A continuación, presentamos la Quinta Publicación de la Revista OREMOS.
En ella podremos descubrir en:
El arte de celebrar: simbolismo litúrgico y gestualidad
Encontramos una provocación a revalorizar la experiencia simbólica que contiene la liturgia y a profundizar en su significado en nuestra vida, y poder vivirla como lugar inimaginable para expresar y celebrar nuestra fe.
Para Ti es mi música: Liturgia y belleza
Este artículo nos lleva a comprender que la belleza de la Liturgia es Cristo, entregado a nosotros en su Pascual, presente y activo a través de los signos sensibles que transforma nuestra vida y nos conforma con Él.
El arte de orar: oración personal y liturgia, fuentes armónicas de espiritualidad
Nos lleva a reconocer que “el arte de celebrar y el arte de orar, armónicamente se retroalimentan y encausan, teniendo como puente simbólico, pedagógico y místico, al silencio.”
Liturgia y piedad: Vivir el “asombro” por el misterio pascual
En esta ocasión nos encontramos el llamado a recuperar la capacidad de “asombro” por el misterio Pascual, el cual nos abre al océano de la gracia que inunda cada celebración eucarística, donde se despierta la admiración por el plan salvífico de Dios que se nos ha revelado en la Pascua de Cristo.
Al servicio de la asamblea: Formación del Pueblo de Dios para y desde la Liturgia
Encontramos aquí la invitación dirigida a todos los bautizados a redescubrir, custodiar y vivir la verdad y la fuerza de la celebración cristiana, para ello, la insistencia en la permanente formación para lograr la conformación con Cristo.
Autor invitado:
Se resalta aquí la importancia del ministro ordenado como uno de los modos de la presencia del Señor, en virtud del don recibido.